- Primero, en el vaso de la batidora echamos dos ajos, 1/4 de
cebolla, los 3 huevos, el perejil, sal, pimienta negra, una pizca
de nuez moscada y una pizca de canela. Lo batimos bien con la
batidora y lo añadimos a un bol donde tendremos la carne picada y
mezclamos bien. Esta mezcla la tapamos y dejamos reposar un día
en el frigorífico (si tenemos prisa se puede hacer en el momento,
pero están más ricas si las dejamos reposar).
- Después de reposar, sacamos del frigorífico, añadimos el pan
rallado poco a poco, removiendo y viendo la consistencia de la
masa, que no quede seca.
- Ponemos en un cuenco pequeño un poco de aceite y en un plato
hondo el pan rallado. Nos untamos las palmas de las manos con
aceite. Tomamos con una cuchara masa y hacemos una bola con las
manos que luego pasamos por pan rallado y dejamos reposar en una
bandeja hasta terminar con toda la masa. Venden un aparato para
hacer las bolas, que es como una especie de pinza, como aparece en
la imagen de más abajo.
- Freímos las bolas en abundante aceite de oliva y las vamos
echando en una olla.
- Sofreímos dos ajos, 1/4 de cebolla y una hoja de laurel.
Cuando esté todo dorado, echamos la hoja de laurel en la olla de
las albóndigas y la cebolla y el ajo escurridos en el vaso de la
batidora, le añadimos un poco de agua y batimos. Echamos la
mezcla en la olla y añadimos más agua hasta cubrir las
albóndigas y un poco de sal. Ponemos la olla a cocer durante
aproximadamente tres cuartos de hora rectificando la sal y ¡¡YA
ESTÁN LISTAS PARA COMER!!
Las imágenes que aparece no se corresponde con las cantidades
que hemos indicado anteriormente, ya que nosotros hacemos este
plato en grandes cantidades para congelarlas.
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Si, la verdad es que salen deliciosas y aún congelandolas también están muy buenas.
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